Claramente más achinado y con sueño, el despertar fue difícil, pero nos sobrepusimos y fuimos a tomar desayuno. Por cierto buffet, pero no tan completo como en otras partes. A pesar de ello estuvo contundente.

Empieza el tour. La 1° parada fue la plaza España y principalmente el monumento central dedicado a Cervantes (muy bonito por cierto) y a la “Mancha” representada por olivos. En realidad lo que más me llamó la atención es la desesperada búsqueda de gente por salir en fotos con las estatuas. Una de mis tomas muestra como un caballo se ve pariendo un turista.

2° parada: Palacio real u oriente. Que corresponde a la zona más alta de Madrid. El palacio sólo está hecho de piedra, porque un anterior se incendió. El actual tiene estilo italiano en su exterior y francés en su interior. Si me hacen elegir me quedo con los jardines (Plaza de oriente). Quizás volvamos, porque la verdad son hermosos y grandes, a parte de estar bien cuidados.

El paseo continuó entregando francas  sorpresas respecto de la ciudad de Madrid (de la que siendo sincero tenía pocas expectativas). Los parques de Prado y Madrid son espacios gigantes y hermosos. Los barrios influenciados por turcos son bellísimos. El problema fue que no hicimos suficientes escalas en los lugares que destaco y finalmente paramos en dos estaciones que no me interesaban mayormente: La Plaza de Toros (no apoyo la tauromaquia) y el “Santiago Bernabeu”  que si bien es inmenso, verlo sólo por fuera es decepcionante.

De regreso existían 2 posibilidades (todo mientras seguíamos observando bellezas de la ciudad) Tomar un tur a la ciudad de Toledo, que significaba más E, o regresar al hotel y seguir por nuestra cuenta.  Optamos por lo segundo, Claudia por su natural y constante apego por el ahorro y yo, porque mi tour es más gastronómico. Ahora bien, una vez cerca del hotel ¡cual sorpresa! Darnos cuenta que “Don Jamón” está a 2 cuadras y ayer demoramos 2 horas desde el local al hotel. FAIL. ¿Qué vuelta dimos?.

Después de una reponedora siesta, salimos a ver si podíamos llegar a algún lugar de los que nos llamó la atención.

Antes eso sí, había que almorzar. Entramos a un lugar llamado “La Divina”, que como en todos los lugares son muy atarantados para la atención. Es poco desagradable. De todas maneras el menú se veía atractivo.

El vino crianza (tinto) tenía buena temperatura y sabor, pero carecía del cuerpo propio que acompaña  un almuerzo contundente. Llegaron los platos: Una sopa castellana, maravillosa, aunque bien pesada. Para Clau unos pimentones rellenos con atún, fritos y de miedo. La sopa llevaba pan, huevos, ¿Baicon?, ajo, etc. Y llegó el entrecot con salsa y papas, por donde se mire fue un plato superior a lo esperado, sublime. Calificación: 5 ubres. El postre fue galáctico, pudín me recomendaron, pero fue la mejor leche asada que he probado, con crema y un caramelo delicioso. El café siempre se agradece. 15 E.

Y llegó (para mí) lo más espectacular y esperado de estar en Madrid (quizás desde mi infancia) y es (estoy en él mientras escribo) entrar al Museo del Prado. No puedo describir la emoción que siento al ver  en vivo los cuadros de los maestros que desde niño he admirado, desde que leía Icarito. Así Rubens, ¡El Greco!, Velásquez, ¡El Bosco! Pasearon sus obras por mi vista. De ensueño…

Llegamos al museo y la fila era eterna. Claudia se desanimó rápidamente. Esperamos y constatamos que corría velozmente. Nos animamos y para nuestra sorpresa en poco tiempo ingresamos y más encima ¡era gratis!. La suerte estaba de nuestro lado.

Anécdotas: 1° “Las meninas” de Velásquez, es, sin duda, el cuadro estrella del museo, por ello cuando Clau se animó a tomar una foto furtiva (está prohibido), en un segundo una guardia le llamó amablemente la atención y Clau hizo como que borraba la foto. Obviamente no lo hizo: “Chilean way”.

2° Mi desesperación por ver el “Jardín de las delicias” del Bosco me hizo recorrer el mueso largo rato me gané el odio de Claudia… otra vez). Por fin lo encontré, pero la cantidad de gente no me dejaba contemplarlo como quería, hasta que poco a poco me colé, quedé de frente y durante largo rato: “Chilean way”.

Por fin salimos y estaba “chispeando románticamente” y con una sonrisa de oreja a oreja volvimos en taxi al hotel, ahora siendo duchos en el camino a “casa”.

Dato: El tiempo atmosférico ha sido perfecto.

Posteriormente dormí como tronco, Claudia desapareció sin aviso alguno y al despertar constaté su ausencia. Bajé al lobby y no estaba y fui a buscarla a los alrededores. Finalmente estaba en otro piso del hotel navegando en internet… En fin.

Una vez que nos encontramos, decidimos salir. Nuevamente optamos por algo “liviano” y fuimos a “El Jamón”. Así de simple, nada de eufemismos ni calificativos, simplemente “El Jamón”, lugar donde comimos (Curiosamente) jamón, pescados ahumados, vino y cerveza. Todo bien atendido por un hincha de Barcelona.

Luego a dormir.